Con la
gripe que vengo padeciendo estos días, me apetecía ver una película de mi
infancia, porque me sentía nostálgico y comenzaba a desarrollar una vagina en
ese momento. La película era “La princesa cisne” y para aquellos que no la
hayan visto, vengo a contaros un poco de que trata el percal. ¡Shhh, que aquí hay
misterio!
La
historia transcurre en un reino, muy bien dibujaico los paisajes y el cielo,
donde un Rey, algo viejuno, esta pocho porque no tiene heredero para su trono.
Pero no todo es pena y amargura en la viña del señor, afortunadamente le nace
una hija, fruto de una noche de pasión sin condón de cota de malla en algún
lupanar del pueblo, puesto que la “Supuesta” reina y madre de la criatura no sale
en toda la puta película. Como decimos en mi gremio:”Vacío legal, libre interpretación”
Le
hacen una fiesta a la niña, la cual apenas cabe en la cuna, pero como es de la
realeza puede hacerlo y dile tu algo. Allí, un chavalito, hijo de una señora
que tiene los pelos como si se hubiera peinado con los altavoces del festival
“Tomorrowland” le lleva unos regalitos, obligado por el protocolo. Es entonces
cuando los padres de ambos (El Rey y la señora) deciden, casi al unisonó, que a
tomar por culo las lógicas de los corazones y que por sus santos cojones gordos
harán que se enamoren. Con calzador, es la expresión.
El malo
de la película es Hulk Hogan con tinte pelirrojo y con el C1 de magia oscura. Vive
con una señora mayor, de baja estatura y que no habla, tan solo hace ruidos que
son comparados a los que hace un Furby que no ha pasado la ITV en condiciones.
Después
de las tozudas insistencias de los padres de la chiquilla y el chavalito para
que se enamoren, finalmente lo consiguen pero el prota la caga cuando la chica le pregunta qué es lo que le
gusta de ella y este no puede despegar la vista del escote de la chica. Se ve
que en la época medieval también imperaban las pruebas de las mujeres hacia sus
futuras parejas.
La chica
es secuestrada por el Hulk Hogan pelirrojo y la convierte en un cisne, debido a
que sabía un conjuro de sus años mozos cuando estudiaba en el campamento de “los
jóvenes magos cetreros”. Cuando se hace de día, a la chica se le estira el
pescuezo y de noche vuelve a ser el mismo pivón de siempre.
La
chica-cisne se hace amiga de una rana que tiene un trastorno de personalidad,
pues se cree de la realeza, y la acosa sexualmente de manera continua, una
tortuga con la cara de George Gaynes y un pájaro militar aspirante a caudillo.
Su amado,
junto a su mejor amigo, un gordaco que echa muchos cojones pero siempre de
boquilla y que es más inútil que mandar a tu abuela por coca, van en busca de
la cuello largo hasta que dan con ella.
Entonces,
a partir de ahí, se lía parda y no parpadees porque es que te lo pierdes.
Es una
buena película ya que cuenta una historia de amor preciosa y hay una escena en
la que te ries bastante porque maltratan y humillan a un grupo de músicos travestidos de animales, de
manera muy oligofrénica, como si un taxidermista con Parkinson y adicto a la
farlopa cortada con maicena hubiese sido el encargado de confeccionar dichas
vestimentas.