La historia
transcurre en una familia donde el padre es una adicto al trabajo, empleado de
un banco que cobra dos libras al 2% T.A.E por extracto, una madre feminista que
enseña las enaguas en forma de manifestación en el Londres del siglo IX, y dos
niños (Un niño y una niña, respectivamente) “to” malotes, cuya afición es salir
a volar cometas a las 3 de la mañana, una noche de levante.
El
padre, hasta los huevos de que su autoridad sea cuestionada por esos dos
bastardos indisciplinados, decide contratar una niñera para que eduque a sus
dos vástagos, ya que él es padre, ¿Cómo se va a encargar él de educar a sus
propios hijos? ¡¿Estamos locos?!
La
elegida es una señora que hace parapente con un paraguas, con el pomo en forma de cabeza de
agaporni y un bolso que parece haberse hecho en la misma mercería donde estuvo
el bolsillo de doraemon, en stock.
Después
de haber ordenado el cuarto de los niños con telequinesis a lo “Carrie”, ganar un derbi montado en un
caballo de tiovivo y merendar en un techo con un señor octogenario y hasta las
cejas de prozac, los niños se empiezan a dar cuenta de que la niñera muy normalita
no es.
Como
era jornada de puertas abiertas en el banco donde trabajaba el padre de los
niños, este decide llevar a sus hijos para que vean el puesto de importancia
que ocupa su progenitor. La cuestión es que allí se lía “la de arrasa con lo
que vea que esto es un Self-Service” cuando el gerente del banco le arrebata la
paga al niño, corrompido por el espíritu de Montoro.
Los
niños salen despavorido, sabiendo que si permanecían más tiempo en ese banco iban
a salir hasta sin los empastes. Durante su huida se encuentran al vecino del
barrio, el cual estaba más pluriempleado que Hans Topo en “Los Simpsons” (Músico
urbano, artista callejero, limpiador chimeneas, vendedor de cometas, coreógrafo
de Gene Kelly y Fred Astaire…) Su
curriculum cabía en un “post it” por delante y por detrás.
La
cosa, a partir de aquí, se sale de madre y acaba con una compañía de baile
invadiendo una casa ajena, acosando a las empleadas del hogar de manera sexual (Alguno
cebolleta fijo que arrimó) y poniendo la casa perdida de hollín como si un
escayolero se hubiera peleado con un carbonero esquizofrénico.
Por supuesto,
esta película esta recomendadísima por mi parte, ya que es una obra de visión obligatoria
para todos los que nos auto llamamos fans del mundo del “tito “Walt”
Te la
recomiendo mucho, si no la has visto, no solo por su gran fotografía o actores
inamovibles en su papel de majestuosa interpretación, sino también por una una mezcla
de mundo real y mundo de fantasía donde 6 pingüinos que fueron expulsados de la
escuela de hostelería, regentan un restaurante ya que tenían que amortizar ese
plumaje en forma de chaqué que la naturaleza y el cachondo de Darwin les otorgó.
La semana que viene, si puedo, "Goofy e Hijo":La historia de como un padre hace meritos para que su hijo vaya mirando precios para una residencia.