Muy buenas, bienmesabes. ¿Qué
tal?
Bueno, bueno, bueno…. ¿Qué?
Estaréis más morenos que Kunta Kinte, seguro. Aunque tristes porque el mes de
Agosto está llegando a su fin y los anuncios de la vuelta al cole acechan con
salir en cualquier momento, si es que ya no lo han hecho. Sinceramente, yo los
odio, y eso que tengo la edad de estar cobrando el paro. Además, esa canción
que tarareaban en mis tiempos era como un réquiem satánico. “Vooolver a empezar, ootra vez” y ¡pum! Galleta María dorada al
televisor porque siempre me pillaba desayunando.
En conclusión, espero que hayáis
disfrutado de un verano grandioso y que estéis dispensando vuestra propia
cecina de la espalda.
Hacía tiempo que no os traía
lectura pero como humano terrenal con derecho al descanso, también he estado
rebozándome en la arena ya que del blog no vivo muy a mi pesar.
La película comienza con unos
padres acostando a su hijo. Son las 22:00 y es entendible que quieran tener un
momento de paz para tomar unos finos y pasar la noche en vela, simplemente,
para ver amanecer. ¿Que romántico verdad? Pues que no os confundan porque van a
follar como piojos en la cabeza de un peluche. Va a ser sucio, taimado y
consentido.
La puerta del armario se abre y
el niño se está oliendo que puede ser. Dice la leyenda que hay monstruos
sueltos por casas que durante la noche hacen las delicias de los amantes de los
niños blancos como chinos con diarreas.
Nada más lejos Santurce. Se
trata de un pequeño simulacro que el presidente de la empresa más prestigiosa de
sustos de Montruopolis (A 500 km de Molinos de papel, Cuenca), encargada de
suministrar energía a toda la ciudad a través de los gritos de los niños (Algo
así como Endesa, Hiberdrola o Gas Natural pero sin Felipe González como miembro
del consejo pero si con otros monstruos al fin y al cabo) ha puesto para instruir
correctamente a sus empleados.
El presi es una especie de
centollo moro vestido como Willy Fog y con la voz de Miguel Ángel Jenner.
Los protagonistas son una manta
de pelitos de tres metros y un globo terráqueo con un solo ojo y cuernitos de
leche.
Digamos que el pelánganos es el “master
of zustos” y el chiquitico es el que lo entrena ya que uno tiene el talento y
otro la teoría que hace falta para hacer que un niño haga rico a los de Dodot.
Después de un entrenamiento
mañanero y contemplar el nuevo comercial de su empresa que rivaliza con la
calidad de “compramos tu coche.es”, marchan al trabajo como buenos currelantes
o funcionarios, ya que no se si su trabajo por oposiciones o de echar curriculums.
Allí una jornada normal de
trabajo consiste en lo siguiente:
-Cansinos papeleos a entregar a
la babosa de administración para obtener una serie de puertas.
-Puertas que conducen al mundo
humano, concretamente a una habitación de un niño del planeta tierra.
-Entrar en la habitación del
niño.
-Asustar al niño.
-No dejar que el niño te toque.
¿Habéis visto “La Roca”? Pues como si unas de las bolitas verdes te tocara es
como te quedas si el niño te pega un chipilín.
*Si no la habéis visto, vedla y
ya hare una Sinopsis al respecto.
-Embotellar en bombonas
habilitadas los gritos de los niños.
-Retirar la anterior puerta.
-Traer otra nueva.
-Repetir hasta que se haga de
noche.
En verdad está muy entretenido
porque hay como una especie de puntuaciones conforme trabajas y hay cierto
pique entre los asustadores, nombre que recibe este colectivo que se juega la
vida para que en la ciudad se pueda ver Netflix.
El antagonista es una especie de
salamanquesa con las habilidades típicas de un camaleón convencional. Quizás su capacidad de dar miedo es que nadie
está acostumbrado a ver una lagartija de metro 80. Yo me asustaría porque no la
ves venir y no sabes las malas ideas que trae.
La cuestión es que una niña se
cuela en el mundo de los monstruos y siembra el caos como si desataras un lazo
amarillo que se encuentra en una farola
de Barcelona. La niña juega en otra división y no es consciente del poder que
ejerce con el miedo contra los monstruos ya que se mueve entre ellos más feliz
que Michael Robbinson comiendo percebes.
Los protagonistas le dan asilo y
piensan la manera de devolverla a su habitación antes de que los padres le den
el beso de buenos días.
Aquí la cosa se trunca de varias
maneras, alejando a la niña cada vez más de su camita y si parpadeas te puedes
colar en el siguiente mundial sin darte cuentas.
La película es un puntazo y nos
hace entender que los monstruos no se escondían debajo de la cama debido a que
el negocio de los Canapés dificulto la proliferación de su actividad lucrativa.
Su territorio paso a ser los armarios pero en España tenemos un invento el cual
los Americanos carecen: Los armarios empotraos
con cajoneras.
Estamos hablando de un porcentaje
de albergar en su interior a un monstruo, teniendo en cuenta el síndrome de
Diógenes que tiene un groso de la población española, 0% y bajando
paulatinamente.
Te recomiendo la película no solo porque entre el prota peluche tamaño de la tienda “Teddy” y la niña nace un
vínculo de amistad y amor que te hace ponerte tonto sino porque fue la primera película
de Disney que hizo la conversación de pesetas a euros de la multa en el aviso
de copyright del principio que traían todas estas películas.
Al final de la pelicula podras disfrutar de un pequeño corto en el chiquitujo se compra un pedazo de coche que no se donde carajo va ese "guerrero de la basura" con tanto coche.
Al final de la pelicula podras disfrutar de un pequeño corto en el chiquitujo se compra un pedazo de coche que no se donde carajo va ese "guerrero de la basura" con tanto coche.