domingo, 6 de noviembre de 2016

SINOPSIS COJONERAS: "Pocahontas"


Bueno, el otro día recurriendo a la fuente de inspiración suprema, colocado en un pináculo junto a la ensaladilla y la carne al toro, acudí a mi primo para que me diera una sugerencia para el tema del Blog de hoy. No solo atendió mis necesidades, sino que me dio material para dos publicaciones mas. Gratitud, Seneca del humor.

La sinopsis de hoy trata de salvajes y colonizadores: Pocahontas.

La historia transcurre en un bosque donde vive una tribu de nativos americanos. Indios, para que me entendáis la audiencia que piensa que “nativo americano” es el que ayuda a sacarse el B1 de inglés a los muchachitos españoles, para que puedan acabar la carrera universitaria.

La protagonista es una “azúcar moreno” que le gusta tirarse en plancha, a lo “Assasin Creed”, desde lo alto de un acantilado, habla con el Levante y tiene una abuela atrapada en un algarrobo milenario. Esto promete.
Sus mejores amigos son un colibrí  y un mapache, cuya adicción hacia las galletas rivaliza con ese simpático monstruo que vivía en “Barrio Sésamo”.

La cuestión es que la India Martínez esta, es un espíritu libre y le encanta ir de ahí para allá cantando “Tus ojos bandidos” sin dar explicaciones a nadie. Pero su padre, el presidente de la comunidad de la tribu, quiere que se case con un chaval que tiene el record Guinnes de tiro con flecha y maneja el Tomahawk mejor que Arguiñano el perejil.

En contraposición, encontramos a un inglés melenudo, rubio cual Lannister oxigenado, que ha ido a hacer las maniobras a ese bosque alejado de un 24h. Su superior, es un señor con traje torero color remolacha, que siempre va acompañado de un asistente amanerado y un Carlino ojeroso(o buldog francés, no sé muy bien que quisieron hacer los de Disney), como mascota.  Es el malo de la cinta y nos lo presenta como un hombre avaro, mas “agarrao” que una pelea de monos, el hijo puta.

El rubio se va a echar un “piti” mientras que los compañeros montan la base de  “Torregorda”, y se acaba topando con la India en un riachuelo en el que se había disuelto hielo seco. Lejos de que penséis que se marcó una “guarrerida” Inglesa con la Hot Chocolate, se presentan y ella le canta una tonadilla sobre lo distintos que son sus mundos.

Después de echar halcones a volar, correr por la senda de los bosques y probar de los frutos su sabor, se comen el boquino mientras el levante del atardecer arrastra plumas de agapornis de colores. “To” bonito, en verdad.

Entonces, el pretendiente de la chiquilla los descubre, a los dos, con los morros juntos y se abalanza sobre el zagal, el cual no entendía muy bien quien era esa mala bestia que lo había embestido mientras gritaba como Xena, la princesa guerrera. Se enzarzan en un forcejeo con un cuchillo y el indio resulta herido de muerte por un compañero del rubio, que había salido a coger boletus para la cena y se encontró con ese percal.

Los familiares de la india llegan y se encuentra con su indio federado muerto, en un charco, e inmediatamente culpan al rubio del homicidio.
Bueno, bueno, bueno… aquí se lía la de “Señor agente yo no sabía que eran menores, las fotos eran artísticas” y si parpadeas te cuelas en el “The End”

Es una obra de arte con paisajes maravillosos, personajes muy bien traídos y canciones que pegan muy bien en el momento en que se cantan.  No hay ninguna escena que valga la pena resaltar pero lo que si hay es un mapache que hace las delicias del respetable cuando se pone a robar comida cual gordo,  cuando su dietista no le devuelve los WhatsApp.


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