Muy buenas Bienmesabes, ¿Qué tal?
Bueno, bueno, bueno…Dos semanas sin daros
lectura del séptimo arte. ¡Vergüenza de mi!. Las obligaciones han sido
imperiosas y bla, bla, bla… ¡como si os importara!
Da igual que diga que he estado ofreciendo mi
plasma para aquellos que la necesitan o si he estado ocupado atrayendo a
homeless a mi furgoneta con falsas promesas de caldos gallina blanca para
sedarlos y vender sus órganos etílicos.
Da igual. Aquí lo que importa es vuestra
dosis semanal. No queréis a nadie
La película comienza con John Spartan
(Stallone) entrando en una fábrica abandonada, boina en la cabeza que eso da un
cague que mete pánico y sabe que va a haber trompás de dejarte sentado con la
cadera del revés. EL cometido: Rescatar a unos rehenes que están en manos de un
Wesley Snapes totalmente distinto a lo que nos tiene acostumbrado en sus películas
de Blade.
Rubio, ojos de distintos colores y un humor
que rivaliza directamente con el carácter seco de Rocky. Simón Phoenix (Snapes)
es sin duda uno de los villano más carismático que conozco, siempre y cuando
escuches de fondo el “Sweet dream” de Eurythmics a la par que lo ves en escena.
La cuestión es que entre patadas, codazos,
pelliscos de barberos…la fábrica acaba explotando porque alguien fumó sobre un
charco de gasolina antes de que el de la limpieza hiciera el turno. Los rehenes
se quedan dentro dando vueltas en el suelo como los Doner Kebaps. Se estaban
quemando y murieron. Fue horrible pero más se perdió en Cuba y vinieron
cantando.
Al terrorista lo condenan a la primera prisión
criogenizada de la historia con la certeza que en el futuro cuando lo pongan en
el fregadero para descongelarlo, como hace mi madre con las acedias que compra
cuando hay un desove bueno en la plaza y tenemos pescado para tres meses, se
haya rehabilitado con éxito.
A Spartan también lo condenan a la misma pena
por su comportamiento temerario que costó la vida a toda una excursión a la
granja escuela de un colegio de los Salesianos.
Salto temporal, pasan los lustros y con ellos
los siglos. Nos encontramos en un futuro totalmente afeminado, cuyos locales
del lugar no han visto una pelea irlandesa en un bar en su vida. Es más, no
tienen ni idea lo que es un bar. La policía tiene menos trabajo que los protagonistas
de la canción de “amigos” de Amaral. Van a trabajar porque pretenden amortizar
el tiempo de estudio de unas oposiciones anodinas y más aburridas que un botijo con un ábaco.
Ese futuro lo regenta un señor vestido con
kimono y que contribuye a que los que quieren que la sociedad sea un concierto
de los Leños, sigan en el subsuelo comiendo hamburguesas de ratas, cervezas
calientes y más “deprorables comportamientos” en lugar de que puedan exportarlo
a la superficie.
La cuestión es que toca darle el alta al Simón
y este se escapa llevándose a unos pocos por delante, porque, digamos, se
estaba haciendo pipí. La policía no
consigue detenerlo porque son más inútiles que la azafata de la “Ruleta de la
suerte”. ¡Sabemos que las letras se giran solas!
Por tanto, deciden descongelar a Spartan para
que le de caza al que es de su misma quinta.
Cuando lo sacan de la criomierda esa,
descubre un futuro sin Malboro, sin alcohol, sin polvos sucios y desenfrenados
y sin palabrotas después de un martillazo en el dedo gordo mientras intentabas
poner un cuelga fácil para la orla de graduación del pequeño.
Cuando el poli se atavía con el uniforme de
funcionariado 2.0 lo que viene a partir
de ahora son leches condesadas con puños, violaciones de estatuto de moralidad
verbal a saco y tres conchas para el aseo intimo después de defecar. ¡El papel higiénico
da gonorrea! No recuerdo si hay bidé en ese futuro “Hello kitty”
¿Qué hay más varonil que un señor que
derrocha testosterona como el grifo de un patio de recreo y te hace calceta? ¡Ya
os lo digo yo, nada!
La película es una de mis favoritas porque
engloba las cuatro cosas que me apasionan del cine de los 80.
-Humor negro
-Acción Hollywoodiense
-Violencia gratuita.
-Gilipollas sufriendo los cuales no se han
ganado la simpática del espectador.
Te recomienda esta maravillosa pieza, donde enfrenta
dos pesos pesados de las películas de tirita y betadine,las cenas de gala en el "pizza hut" y los juegos de "Simon dice"
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