Muy buenas, bienmesabes ¿Que tal?
Bueno, parece que ya no hay agua en forma de precipitación
que nos retenga en casa y el sol ha
vuelto a brillar como cuando el test de embarazo sale negativo.
Espero que estéis bien todos, bellos y
bellas mías. Qué alegría mas grande, otro Domingo mas.
La película que os traigo es la adaptación cinematográfica
de un personaje del historietista Mike Mignola,el cual en la fábrica de
indelebles de color rojo le han hecho un busto porque más de una familia,
gracias a él, le han podido hacer la boca as sus hijos.
La película comienza con los nazis jugando a
la sega mega drive debajo de la borrasca Felix. El de prevención de riesgos
laborales se había cogido día de asuntos propios o se lo habían cargado en
Normandía, no lo sabemos. Una vergüenza.
Allí, los americanos esperan agazapados behind de una tapia con un chavalín que
es doctor en el magia borrás y en dragones y mazmorras. Es el Richard Dreyfuss
en un barco que hace aguas por todos lados.
Entre el abanico de los malos encontramos a
todo el reparto de soldados nazis que apareció en “el hundimiento”, “la lista
de Schindler” y “el niño con pijama de rayas”, un señor con máscara de gas y el
malo de “Anastasia” con menos pelo y con novia de Frankfurt.
La intención de los neuras estos era abrir un
portal hacia otra dimensión para atraer a toda la maldad latente y así poder
ganar la II guerra mundial ya que el marcador de visitante estaba muy por
debajo del Local.
Los americanos interceden y después de que al
de la máscara le poseyera el espíritu del “Techno Viking” con cuchillos en la
manga de la gabardina SS, consiguen cargarse la puerta donde estaba entrando
todo la miasma de Rusia del mapamundi para arriba.
Resulta que el portal se había quedado
bastante tiempo abierto y como consecuencia de ellos se cuela un chavalín que
lo habían lavado con ropa de color. Tenía cuernitos de leche, rabo y una piedra
ostionera como brazo y mano derecha.
El chaval crece y funda con su padre adoptivo
(el doctor) una asociación para combatir
los males a los que Aramis Fuster no puede hacer frente. Le pusieron de nombre
“HellBoy” aunque todo el mundo prefiere llamarlo “Rojo” como el muchachito del
primer Pokemón que salió para Game Boy. Esta hiper mazas, fuma farias y le
gusta los gatitos. Todo en consonancia.
Tiene un amigo que es un mezcla entre un Nemo antropomórfico y Pepe Viyuela en "Aida" porque sabe mucho de letras y si te toca te adivina si te hace falta Danacol o no.
Entra un becario nuevo y tiene que ser la
niñera del colorado porque por las noches se va de cancaneo a buscar a una
chavalina que se calentaba más que la Esteban en una reunión del APA cuando se habla de la excursión de fin de curso a Ubrique.
El malo ha vuelto después de 60 años, con su
novia de Erasmus y el nota de la máscara de gas que es más antipático que el
que anuncia Spotify Premium. Es muy gracioso porque tiene el cuerpo (cara
incluida) como el pene de un adolescente que ha aprendido a echar el pestillo
del cuarto de baño. Le gustaba diseccionarse tapitas de menudillos o antebrazos
en un viaje semi-largo Teruel-Lugo.
A partir de aquí la película toma connotaciones
satánicas y demoniacas que solo son posible su comprensión si el trócolo a fumar
es inversamente proporcional a los cuernitos serrados del prota, que parecen
unas gafas de un aviador porque se la serraba todas las mañana con una radial.
Hay una historia de amor preciosa, muerte, monstruos
salidos del mismísimo averno (La cabeza de Guillermo del Toro) y un Santiago
Segura haciendo de conductor de metro. Que alguien me dé un calzador que
sobresale.
Te recomiendo la película por los
gatitos y ver como Ron Perlman recibe sopapos de bestias impías mientras
suelta improperios por la boca con la voz de señor que anuncia las alarmas securitas
direct.
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