domingo, 25 de febrero de 2018

SINOPSIS COJONERAS: "Un ciudadano ejemplar"



Muy buenas, Bienmesabes. ¿Qué tal?

Feliz domingo a todos. Espero que la semana os haya sido leve y estos benditos días de relax que se pactaron por decisión divina os haya revilitalizado el cuerpo y la mente.
Aquí me encuentro escribiéndoos unas líneas de humor para vosotros mientras tengo a los “Eart, wind & fire” de fondo. No pienso quitarme la bata en todo el día.

Bueno, la película que os traigo hoy es un compendio de lo importante que es estudiar una carrera universitaria y que seas el mejor en tu trabajo no implica que lo que hagas este bien. Hoy vamos a hablar de “Un ciudadano ejemplar” Donde pagar el IRPF no está reñido con ser un sádico que le da matarile a todo dios.

La historia comienza con el protagonista; Leonidas con un afeitado apurado y  jugando al TecnoNova mientras que su hija pequeña se inicia en el mundo de la bisutería a 1euro la pulsera. A esto que llaman a la puerta a la hora de la ruleta de la suerte, justo cuando Jorge está dando la pista del panel con bote.

El señor abre y recibe un “buenas tardes” en forma de un batazo “José Canseco” en la frente  por parte de un individuo con cierto parecido a Santiago Segura en “El día de la bestia” pero pelirrojo y enemistado con el aseo personal.

Iba acompañado de un chaval que su intención era entrar, coger cosas como si no fueran suyas y salir calle abajo gritando “Soy una salchicha Oscar Mayers” para despistar.

El del bate le gustaba recrearse así que después de amordazar y maniatar al prota y a su mujer, los trincha con una navaja para ver si estaban tiernos. La niña pequeña se llevo la peor parte porque el asaltante resulta que era un amigo de la infancia. Un pederasta, vaya. ¡Lamentable!

A diapositivar.

El caso es llevado a los tribunales y vemos a Jamie Foxx interpretando a un abogado que está en racha. No ha perdido ningún caso desde que su madre le dijo de pequeño “Porque lo digo yo” sin posibilidad de un contra alegato, protesta o impugnación de sentencia. Juró ser el mejor y vengarse ante la tiranía de todas las madres con babuchas de latón soldadas a las manos.

Lleva el caso del señor que fue asaltado en el párrafo anterior y que logró sobrevivir al mismo. Aun así, estaba tocadito de la cabeza porque ver morir a tu familia te deja el cuerpo cortado.

La cuestión es que el abogado, por miedo a perder su score y que una macha en su historial no le permita ingresar en el club Premium de Amazon, prefiere llegar a un acuerdo con la parte contraria antes que perder el juicio. El trato consistía en que el perpetró los asesinatos cumpliría una condena de 10 años y su cómplice iría al corredor de la muerte por 5 candelabros, 2 lladros y “mujer comiendo chirimolla en Santa María del mar” con marco de roble de fuelle. ¡La justicia norte americana, amigos!

El padre y marido de esa familia destrozada por un crimen que no iba a recibir la pertinente justicia, observa como el asesino de su hija y mujer estrecha la mano de su abogado. Tras lanzar una mirada que ni mi padre cuando le enseñaba las notas del segundo cuatrimestre, se aleja y se pierde entre el transito neoyorkino. Si le pones de fondo la canción “El puente”, le quita hierro a la escena ya que sería maravilloso viajar hasta Mallorca.

Transcurren 10 años y van a justiciar con una inyección letal al cómplice. Lo que se suponía que tenía que ser indoloro resulta ser como un parto de octillizos con una epidural caducada cuando el esperma es de Pedro Almodóvar. Mas espasmos que yo cuando veo a la cucaracha abrir los alerones y empieza a coger altura. ¡Horroroso!

La siguiente escena nos posiciona en casa de esa joya de persona, el nuero que toda madre quiere tener, esnifando talascazos de coca con una prostituta en un una cama sin patas y sin cabecero. Colchón, únicamente.

Recibe una llamad a su móvil y le dicen que salga echando albaricoques por la puerta porque la policía va a por el por ser sospechoso del asesinato de su compañero.

Al final consigue huir de sus perseguidores y se encuentra cara a cara con el prota. Me esperaba un momento telenovela colombiana tal como “¡Yo soy tu padre Francisco Abelardo!” pero en lugar de eso lo seda y se lo lleva a un taller donde pasan las ITV.

Una vez allí y maniatado en una camilla improvisada le dice que el kilo de codillo va a estar de oferta en la carnicería del barrio. Después de encender una cámara de video (para tener un recuerdo y en un futuro ver las mejores amputadas), coge una radial y se encarama a la pierna como un gordo a un toblerone tamaño orfanato.

Más tarde la policía encuentra el cuerpo desmembrados en miles de trozos y listo para ser introducidos en los fascículos. El taller estaba como si dos celadores hubieran hecho guerra de bolsas de plasmas en una habitación de hospital después de haber abusado del Éter. Olía a hierro que tiraba de espalda e incluso un becario se resbalo y se cayó de boca. Al día siguiente pidió traslado y ahora renueva D.N.I.

Entonces detienen al prota como principal sospechoso ya que tenía motivos más que suficientes para llevarse por delante de una manera tan animal a los dos delincuentes. Sabía que iban a por el así que antes de que llegaran se desnuda completamente, estando en “culi-pishi” cuando lo hacen y es una escena muy necesaria.

A partir de aquí, la película toma una dirección esférica hacia el declive abismal de una persona y de un sistema judicial, mostrando la oscuridad e intelecto del prota que es trufita sobre papaya.

La interpretación de Gerard Butler es colosal, Jamie Foxx es apoteósico, un señor con gafas es miope…

Te recomiendo esta película si te gustan las manualidades, si crees firmemente que la venganza es como el gazpacho y porque  los chuletones de cerdos en la cárcel son tetas de novicia.

Dedicarle esta publicación a un compañero de estudios jurídico-laborales con el cual comparto este bendito veneno por el séptimo arte y siempre me esta asesorando para que me nutra de buen cine.
Muchas gracias P.R.N

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