lunes, 8 de agosto de 2016

SINOPSIS COJONERAS: "La bella durmiente"


Bueno, nuevamente comenzamos con los clichés a los que de Disney nos tiene acostumbrado.
Un reino esta de celebración porque al rey y a la reina le ha nacido una  pipiola,fruto de una “guarrerida” acaecida en los aposentos un “Sábado Sabadete”.

Invitan a todo el pueblo, al circo de los hermano Aragón para hacer las delicias del respetable, a los vecinos del reino de enfrente y a tres señoras hadas, las cuales cada una va con unos colores que no sabemos muy bien si representan su ideología política o la simpatía por equipos de segunda regional.

La Emma Penella de color rojo, la Maria José Cantudo de Verde y la Maria del Monte de azul.

Después de mostrar sus respetos al rey que es clavado al vocalista de “System of Dawn” y a su mujer, le concede una serie de dones al bebe, los cuales se profundizaran cuando alcance una edad más adulta. Lo típico, una belleza despampanante, una voz angelical…Para que ahora la niña salga más tonta que un “bocao” en la “pisha”  y esos dones queden relevados a un segundo lugar. A no ser que le pongan una copa C, en tal caso que vivan las “borderlines”.

Estoy divagando, prosigamos.

La tercera hada iba a proceder a bendecir a la criaturita del señor y entonces fue interrumpida  por una señora amante del cuero negro, los cuervos y las entradas estelares a lo Raphael.

Sobre su cabeza llevaba consigo la prueba fehaciente de un posible desengaño amoroso.
Debido a que no fue invitada al bautizo de la niña o que,quizás,cabe la posibilidad de que la invitación se extraviara por la huelga de carteros que azotaba la región , monta en cólera y maldice a la susodicha con una maldición la cual consiste en que, cuando cumpla los 16 años, va a ser soplar las velas, coger el vestido de noche para irse por ahí a celebrarlo con la “Jenny”, la “Susi” y la “Estefi”, darse cuenta de que esta “dao” de si, coger la máquina de costura para hacerle un apaño, pincharse con la aguja y morirse para siempre .

La María del Monte, aprovechando que no la había bendecido aun, renuncia a su deseo de darle una busto Scarlet Johansosn para cambiar una muerte agonizante por una melopea que dure el tiempo en que un gachón le dé un pico.

Pero el padre no se fía mucho de las aprendices de la escuela de Juan Tamariz así que cierra todas las mercerías, quemando las maquinas de costura y le pide a las tres luciérnagas, además, que se lleven a su hija a un lugar seguro hasta que cumpla la edad estipulada y pueda volver para reinar.

Pasan los años, la chiquilla crece y la señora de la cornamenta no tiene ni zorra de donde se ha metido porque los secuaces que tiene, lo más selecto del averno y lo oligofrénico, han estado durante 16 años buscando única y solamente a bebés.  Escena muy recomendable de ver porque no sabes si reír, llorar o cagarte en los muertos de la inserción social.

 La muchachita conoce a un chavalín en el bosque, mientras ella bailaba o hacia el “canelo” con un búho travestido de caperucita roja. Suena a satánico, ¿verdad? Pues ocurrió y nosotros lo permitimos.

Total, la señora pariente de viki “el vikingo”, la encuentra y le da matarile. A partir de aquí la cosa se empieza a salir de madre y como parpadees te cuelas en los créditos. Pista. ¡Final a lo “Skirim”!

La película, gran clásico donde los haya, tiene escenas con grandes mensajes para toda la familia y para algunos rezagados en materia cognitiva. Si debo de resaltar algo negativo, seria la difícil misión encomendada a tres octogenarias mágicas ya que si no son capaces de hacer un puto pastel sin ayuda de la mágia, mal vamos si queremos que la niña llegue viva al postre.

Aun así, a pesar de las animadversión que me puede causar darle trabajo a animales antropomórficos y deformes, te recomiendo la película porque en una escena, los reyes, de diferentes reinos, brindan por las transacciones futuras y el juglar que le sirve los “pelotazos” se coge una “papa” en el puesto  de trabajo curiosa, aprovechando varios descuidos en lo que su superior no miraba.

Sin duda alguna, aquí podrás ver la gran generosidad del rey al descubrirlo durmiendo la “merla” debajo de la mesa y no decirle nada. Claro que también puede ser la magia de Disney ya que, si uno de nosotros hacemos eso en un puesto de trabajo, bajamos rodando las escaleras para el INEM.

No hay comentarios:

Publicar un comentario