“Me
dirijo a ti, a la chica preciosa que late en ese engendro en el que te has
convertido de manera voluntaria.
A ti,
chica que desde pequeña fuiste a ser llamada “Modelo”
A ti,
que levantabas pasiones y colas de pretendientes yacían a tus espaldas.
A ti,
que te robaron tu primer beso y con arrebol en las mejillas pensabas haber
hecho algo malo.
A ti,
que no tenías suficiente con cada modificación corporal extrema que te hacías,
conforme pasaba los años
A ti,
con dilataciones en el lóbulo del diámetro de un bostezo.
A ti,
con un rapado por los lados, como si tuvieras una enfermedad terminal y un
flequillo hecho de un hachazo. No olvidemos rastas por doquier de tu cabeza.
A ti, pálida,
que no has conocido un día de sol en la playa, porque no te gusta.
A ti,
fumadora habitual de marihuana. Tu sonrisa que tanta admiración levantabas
ayer, hoy no es más que encías que no consigues ni sentir.
A ti,
que cambiaste los vestidos de princesa por los pantalones cagaos y camisetas de
tirantes.
A ti, que
tu mayor drama es encontrar la película que quieres ver ,únicamente, doblada en
latino y solo por eso no quieres seguir viviendo.
A ti,
que no sabes qué hacer con tu vida y la contemplas pasar mientras te fumas el trócolo
del día en el parque donde los jardineros te riegan, incluso, al confundirte
con un ficus del lugar.
A ti,
que aparentas 30 y acabas de cumplir los 19.
A ti,
que te sientes infravalorada, más que los besos en una película porno. Te levantas todas las mañanas, con el sabor de
tabaco en la boca aun y una resaca de la que te quieres desprender con la
promesa vaga de no volver a beber más.
A ti.
Que alguna vez fuiste bella y, en un punto de tu vida, todos se truncó y
comenzaste a ser horrible externamente. No implica que no seas un bellísima persona
pero el mundo te juzgara por quien fuiste y por lo que eres ahora, dependiendo
si te ha ido bien o mal”
Y esa fue mi charla con la yonky que quería pincharme
si no le daba la cartera.
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