Empezamos con un cliché de los buenos, recurrentes, en “Blancanieves”, “La bella durmiente”, “Pinocho” y largo profundo etcétera, que la compañía Disney solía explotar en sus años mozos. Un libro cerrado, donde pone “El libro de la selva” se enfocaba cada vez más cerca, hasta abrirse.
Puesto
que la historia se llama así, no era de muy halagüeño empezar la historia
enfocando un plato de “ropavieja”,por ejemplo.
Como decía,
el libro se abre y empieza a salir todos los nombres de los que han hecho
posible esta película. Un bonito detalle.
El
narrador es una pantera que tiene un vocabulario digno de un catedrático y un
tono de voz que ríete tú de Paco Umbral. Descubre entre las ruinas de lo que
parece ser una canoa, una cesta. En su interior, un bebe que se ríe con el
mismo patrón de risa cada vez que lo hace. La Pantera, negra mate, nada mas
encontrarse el percal lo que hace es dejarle el “regalito” a una familia de lobos
con los que se llevaba muy malamente porque le robaban el WiFi de la palmera donde
ella vivía.
La familia
de lobos estaba compuesta por dos
adultos y 13 cachorros. Uno más tampoco iba a marcar la diferencia. Él trabajaba,
a jornada completa, de lunes a viernes, asustando a niñas con capuchas rojas en
el bosque y travistiéndose, los fines de semana, en el bar de un amigo, animando
a la clientela, para sacarse un sobresueldo. Ella era ama de cueva.
El bebé fue muy bien recibido en la familia. La mujer solo le basto poner una cara de
coqueta para ganarse el favor de su marido, el cual estaba indeciso si acoger o
no a la criatura del cesto. La loba cogió entre sus fauces la cesta y se dirigió
a su cueva. El lobo, detrás suya, meditando donde había estado su mujer hace
nueve meses. Al final, aceptó al recién llegado. Se le caía la baba con el niño,
pero no sabemos si era porque le había llegado al corazón o si tenía hambre. Recordemos
que son lobos.
Pasaron
los años y el niño creció. La pantera, con remordimiento de conciencia por ser
el causante de que se diera otra boca que alimentar en esa familia numerosa,
iba a ver al niño, durante su infancia. Se hicieron buenos amigos y de vez en
cuando se lo llevaba a la “Punta San Felipe”. La pantera se conocía todos los
locales nocturnos. Lo bueno de vivir en
la Selva es que el D.N.I no está en vigor y los menores de edad tienen libre
albedrío y barra libre hasta las cinco. Tampoco hay relojes. Si es que son todas ventajas,oye...
Un día
el niño había bebido demasiada agua de coco y había abusado de las cañas de azúcar, y se metió con el “gato” equivocado. Había un tigre con los cuernos “reboleaos”
y buscando bronca acabo encontrando al "cachorro humano".Asi era como el niño era llamado en el barrio. La pantera se metió a separar y se lo tuvo que
llevar por patas. El tigre juro venganza cuando grito: “Me he quedado con tu
cara” Tampoco era muy difícil olvidarse
del único que andaba sobre dos patas.
La
comunidad de lobos, se reunieron en una junta nocturna extraordinaria para
debatir que hacer con el hijo de la familia “Lobera”.El tigre había mandado amenazas
de muerte al niño y a este parecía "resbalarle" lo que el tigre pudiera decirle.
Los lobos no querían problemas ya que era una manada de “alto standing” y ese niño estaba hecho un “vaquilla” Una vez
decidido, llamaron al padre y le comunicaron el resultado del cónclave de los
lobos: El cachorro humano no podía seguir entre los lobos. Debía de marcharse
cuanto antes.
El padre
estaba reacio ante la decisión pero la pantera, que aparecía cuando menos te
lo esperabas de entre la oscuridad como un testigo de Jehová cuando ve una puerta abierta, se ofreció a
llevar al niño al poblado humano más cercano.
Así,
sin que el lobo lo supiera, la pantera pagaba su deuda con él. Bonito gesto,
pero la manutención pendiente nunca se hablo en este film. Tema espinoso, si,
pero necesario.
Durante
el paseo nocturno, el niño le preguntaba a su compañero que a donde iban, ya
que todos los garitos habían cerrado y los que estaban abiertos les tenían vetadas
las entrada por camorristas. La pantera le dijo que iban de recogida pero que
iban a pasar por el poblado humano, primero, para comprar unos churros para el desayuno.
Con ese pretexto, le pasaría el testigo a otra familia, una segunda vez, y si
te he visto no me acuerdo.
Decidieron
hacer noche en un árbol, porque el niño se puso a vomitar. Él insistía en decir
que fue la cena que le cayó mal pero la pantera sabía mas por vieja que por pantera.
Estaba
tan oscuro que no sabían en que parte de la selva habían decidido acampar. Por
desgracia, se encontraban en “Shuesca” y allí los animales tenían predilección por
niños morenitos, tanto de piel como de cabello. Como tampoco abundaban, cada
vez que veían uno, se tiraban al cuello “envenenaos” Mientras el niño intentaba
dormir la mona, apareció una pitón con intenciones aun por catalogar; No
sabemos si era hambre o vicio. El niño,
con el único hilo de voz que le quedaba, después de haber cantado todas las
canciones de la discoteca, intento pedir ayuda a su amigo felino el cual
estaba en el quinto sueño.
La pantera
pudo oír algo y salvó al niño antes de que la serpiente le arrancara la cabeza
de un bocado. La serpiente al ver esa pantera, negra como un Senegalés de
Monrovia, perdió interés por el niño y se fue para ella. El niño se “espabiló”
y pudo salvar a su amigo, aunque la pantera nunca volvió a ser la misma.
A la
mañana siguiente, el niño conoció, con la resaca, a un Oso pedófilo pero no lo sabia que lo era.
Se ve que el niño no relacionaba caras con comportamientos abyectos.
Se lo
llevó a dar un "bañito" y allí, fueron atacados por una secta de monos, antes de que el oso llevara a cabo su proposito. Después
de recibir más “cocotazos” en la cara que Sasha Grey, intentando proteger a su
niño, se desmayo y los monos malvados se llevaron al chico como rehén, sin que
el oso lo hubiera podido estrenar.
La
pantera, la cual los había dejado solos, porque había ido a comprar aspirina a la farmacia de la esquina, al enterarse de lo sucedido, fue en su búsqueda acompañado
por el oso, cuyo aliciente para rescatarlo se encontraba en el taparrabo del
niño.
Lo encontraron en un palacio en ruina, consumiendo bananas. El que parecía mandar allí,
era un orangután con los brazos más largos que la homilía de un cura tartamudo.
El simio comenzó a cantar una canción, lo que parecía ser el inicio de una
especie de ritual. La pantera y el oso, escondidos en una columna derruida,
observaron la grotesca escena y temían lo peor cuando el orangután dejara de
cantar.
El oso,
ataviándose con túnicas que había por allí de sobra, se caracterizo como un cantante
sagrado mas, haciendo incluso un dueto con el líder de la secta con la intención
de alargar la canción en lo que la pantera tardaba en rescatar al niño.
Por
desgracia fueron descubiertos y tuvieron que salir echando mistos. Si vas a llevar a cabo un rescate en las “barranquillas”
va a ser de todo menos pacifico y rápido.
Esas ruinas eran un laberinto y era imposible salir sin unas
directrices. Después de torturar al orangután, a base de cosquillas, salieron
mientras las ruinas se terminaban de derrumbar más, si cabe. El orangután se
quedo sin feligreses, pues todos habían perecido en el derrumbe. Ya no podía llevar
a cabo un suicidio colectivo y quitarse la vida el solo no iba a ser divertido,
así que abandono la vida de las sectas y se dedico a algo más legalizado: La Homeopatía.
En su
escondite, el oso, la pantera y el niño, descansaba después de un día que pasaría
a los anales.
Hablando
de anales, el oso quería quedarse solo con el chico así que intento largar a la
pantera pero esta le dijo que por el bien del niño lo dejara en los servicios
sociales del pueblo.
El oso
aceptó a regañadientes. A la mañana siguiente mientras lo llevaba hacia el
poblado, tuvo un arrebato de pasión al
ver al niño comerse un plátano. La pobre criatura se asustó y salió corriendo, perdiéndose
entre la maleza.
Desilusionado,
por darse cuenta de que su “amigo” no era el animal que él creía que era, se sentó
en una piedra a meditar. Quien lo iba a decir, salía de Guatemala y se metía en
“Guatepeor”. La pitón volvió a aparecer. Se ve que las hembras no abundaban en
esa selva.
Esta
vez nadie iba a impedir que se pudiera zampar a ese "caramelito". ¡Sorpresa!. A
falta de "panteras rosas", buenos son los "Tigretones".
El
tigre interrumpió el ritual sodomita de la pitón y pidió información sobre el
chico que estuvo hace dos días en “El pantano (Local de ocio donde los
animales de la selva iban los fin de semanas, por la noche)
La
pitón le dio largas, alegando que no tenía el “chichi” para farolillos ya que tenia dolor
de cabeza de la fiesta de la pasada noche. No era “Sinusitis”, como ella
alegaba, sino más bien resaca del 15.
El tigre le dijo que si se enteraba de algo
que se lo dijera de inmediato. La serpiente asentía, porque levantar el pulgar
en señal de “Ok” no podía. ¿Qué te esperabas?
El
chico, resumiendo, conseguio liberarse de la prisión de carne y huir antes de
que la profanación se diera lugar
Llego a
un cementerio y allí se encontró con unos buitres cantantes, que habían vuelto
de la jornada de trabajo en el metro.
Como el
chico no había tenido un buen día, lo intentaron animar con una canción. Les calló
en gracia porque eran los primeros animales que no habían querido comérselo (De
una manera de otra)en el tiempo que llevaba con ellos. Los buitres, no es que
no se sintieran atraídos por el chico, al contrario. Les parecía un encanto
pero , personalmente, les hubiera gustado más si no respirara.
Ese
ambiente de buen rollo se vino abajo cuando apareció el tigre y empezó a increpar
al chico. Este no reconocía al felino, el cual parecía tener un problema con
él. El alcohol es tan traicionero que te mete en las peleas pero, al mismo
tiempo, hace que las olvide a la mañana siguiente.
El
tigre no atendía a razones y cuando se dispuso a dar la primera “trompa” apareció
al oso, agarrándolo por el rabo. La película
lo plasma como un acto de valentía, pero algunas mentes privilegiadas pensamos
que el oso, con alguien se quería desquitar esas calenturas que iba arrastrando
durante toda la película. Un culito a rayas, es un culito a rayas….
El
tigre, resulto que “entendía” y dejo al oso hecho unos zorros. ¡Misión cumplida!.
Más
tarde la pantera y el oso deciden pagarle su primer “polvo” al niño, en el club
de alterne del pueblo. Después de elegir “señorita” y conducirle al lecho del
amor, vuelve a sus “tutores”, sonríe y da las gracias por el detalle.
La película
termina con el oso proponiéndole a la pantera unas copas, en el tiempo que el
niño termina la faena y tenga que volver a recogerlo. La pantera, después de
ser la manifestación de un palo en el recto, acepta y se suelta la melena al final del film.
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