En capítulos
anteriores de “Mi Vida es una chancla” Requerible leer ,previamente, la entrada anterior a esta; MI VIDA ES UNA CHANCLA: "Confesiones" PARTE 1
Esa
batalla de miradas contra ese párroco iba rozando lo épico. El sentado enfrente
mia, intentando que decirme. Todos sus alegatos los había rebatido y se podría decir
que estaba contra la espada y la pared. Por lo que parecía, estaba a punto de
perder un feligrés en el fuego eterno del infierno.
Pudiendo
retenerlo ya había perdido las clases de Lengua y Biología. Mi meta era llegar,
si acaso, a los últimos cinco minutos de inglés. Sería un día redondo y vencería
al sistema.
Proseguí
con mi abanico de “fechorías”. Me declare ser quien robaba el desayuno de
algunos profesores los cuales se encontraban guardados en sus respectivas
taquillas. Los “clips” deformados hacen maravilla y si eres diestro, una pequeña
cerradura no se te resiste.
Reconozco
que había muchos pecados inventados que se me quedan en el tintero y no consigo
recordarlos todos. Han pasado nueve años.
El
robo, en definitiva, era un pecado muy grave y haberlo cometido hacia que el
quinto o sexto mandamiento, no lo recuerdo muy bien, quedara incumplido. Para mí
que es el quinto, oye. Su principal cometido era , que después de absorberme los
pecados,incitarme a ir a la casa de Dios, los Domingos, para encontrar en él la
ayuda que necesitaba para enderezar mi vida. Vida, sin duda, abocada al fracaso,
como crónica de una muerte anunciada. Yo solo pisaba un templo, si hacíamos eucaristía,
en la capilla del colegio. La última vez que fui a misa, por derecho, fue
cuando hacia las oposiciones para la “comunión”. Una vez sacado el B1 de “marinerito”
,nunca más se supo de mi en la última fila.
Biología
había caído con el sermón del párroco. He de reconocer que lo puse nervioso y
su tartamudeo me beneficiaba a la hora de perder más tiempo. Tan solo quedaba
Ingles. Vamos allá.
Inconveniente:
Mi lista de pecados había llegado a su fin y no tenia nuevas invenciones que
jugar. Ese señor de Dios tenía sus dedos índice y corazón extendidos y se disponía
a absorberme en nomine patri et fili et
spiritus sancti.
Lo
siento mucho Padre, mi “Amén” no estaba listo para ser pronunciado aun.
Recordando
mi casualidad con el repetidor, amigo de los niños y mentor de nuevos “casos
perdidos” y su conversación, opte por hacer caso, por primera vez, del consejo
de un prototipo de delincuente y decir que me masturbaba a todas horas.
Resumiendo,
le conté que en el “zambomba-Hero” era quien tenía la mejor puntuación.
Se le veía
chapado a la antigua, pero la indignación hecha carne se hizo manifestación en
su cara pálida. Mira, parecía que iba a echar el corazón por la boca, depures
del desayuno de la mañana. Vale, fui explicito pero sigo atestiguando que el
cura estaba aburguesado.
Le
faltó sacar el crucifico y practicarme un exorcismo ahí mismo. Fue la primera
vez, en toda la sesión, que alzo la voz más de lo normal. Los profesores
pasaban al lado de la puerta y solo oían al cura gritar. Siendo prudentes, se abstenían
de quedar pues, lo que dentro estaba ocurriendo, quedaba entre el, Dios y yo.
El sermón
fue el más duro de todos lo que había oído. Aunque, personalmente, y no por
menospreciarlo, tuvo tanto efecto en mi como intentar peinar un globo. No era la falta de sentimiento, sino porque mi mayor preocupación no era arder en el fuego eterno,sino cumplir con las cuatro horas.
Exhausto,
exhalo su último párrafo del mensaje:
-¿Bueno
hijo mio,vas a ir a misa a partir de ahora?
-Padre,
es que si voy a misa, ¿Cuándo me masturbo?
Otra
vez a empezar
Salí absuelto,
sin cargos, como me gusta decir. Puso su mano en mi cabeza, y produjo el latín
estipulado. Para mí que, su mano en mi cabeza, fue para buscarme tres seis
enterrados en mi mata de pelo.
Me dirigí
hacia mi clase y la profesora de Ingles me pregunto donde había estado durante
toda la clase. Le dije la verdad; confesándome.
Tuve “cachondeito”
por parte de mis compañeros unos cuantos de días, Disputas que no se puedan
solucionar a hostias en el recreo.
Hasta la fecha, creo haber sido el alumno con el record de tiempo de confesión. No se donde podría reclamar tal reconocimiento. De todos modos, la juventud, como diría Carmen Sevilla. "Esta preparadísima" y pueden batir records prescritos.
Pienso
que me dio por imposible. Pienso a lo mejor, que fue un reto personal intentar
ayudarme, por lo que empecé a verlo, más frecuentemente, por el colegio.
Es incomodo
tener un cura detrás de ti, pisándote los talones.
Me invito,
innumerables veces, a cantar al coro de la iglesia. Yo ni aparecía por allí. La
idea de un dueto con él, en privado, no era algo que me entusiasmara. En el
fondo me daba pena. Se veía que lo hacía con toda la buena intención, me gusta
pensar.
Resultado
final: Tres clases y medias pérdidas. Tres y media y no cuatro, porque al final
entré los 10, últimos, minutos de Ingles´y había “Activity Book” que hacer.
Un
recreo bien merecido y mis dos últimas clases favoritas: Plástica y Educación física.
Desde aquí
mandarle un fortísimo abrazo a ese
caballero que fue testigo de barbaridades verbalizadas. Siento haberle causado
malestar y haber hecho, incluso, replantearse la existencia de un Dios. Algunas
veces el pensamiento me tortura y me imagino a ese hombre, internado en una
sala de habitación acolchada, con una camisa de fuerza, mientras se balancea
para delante y para detrás, sentado en el suelo, baba colgante y un ojo entrecerrado.
Sinceramente...
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